miércoles, 29 de junio de 2011

La cajita de música.

Hay una cajita de música para cada amor imposible, para cada amor no correspondido, para cada amor roto. Sin embargo, lo primero que debes saber acerca de la cajita de música es que se muestra con una forma diferente ante cada persona. Mi cajita de música es de madera rojiza. Es rectangular y me cabe en la palma de la mano. Se abre con una pequeña llave plateada que guardo entre las páginas amarillentas de algún libro de mis estanterías. En la cerradura hay un grabado con forma de enredadera.

Al abrirla, se descubre el interior de la parte arrancada de mi alma. Una pareja de bailarines de cristal dan vueltas despacio al ritmo de una música lenta. Su silueta se refleja en el espejo que hay bajo la tapa. Pero, ¿qué hay dentro de la cajita de música? ¿Sueños, recuerdos, momentos? ¿Cartas, plumas, flores?

Dentro de la cajita de música hay una pequeña rosa seca, a la que se le han caído casi todas las espinas. El color de sus pétalos petrificados es carmesí oscuro. Y junto a ella guardo cada trocito de corazón que se me ha caído a lo largo del tiempo. Hay trocitos inmaduros, que se cayeron antes de tiempo por motivos que no valían la pena. Hay trocitos duros, que hicieron todo lo posible por no caer y que fueron arrancados con dolor. Y hay trocitos destrozados, casi irreconocibles, que cayeron tras aguantar miles de golpes, tras clavarles millones de espinas.

A veces, saco la cajita de música de su escondite y la abro. Contemplo los trocitos uno a uno y pienso que, aunque haya dolido, ha valido la pena tenerlos conmigo; y, aunque hayan caído al final, nada me proporcionó tanta felicidad y dicha como ellos mientras formaron parte de un corazón entero.

Mi cajita de música tiene también una conexión con las de las personas a las que pertenece cada trocito arrancado de mi corazón. Así, digamos que también guardo en ella trocitos de los corazones de otros.

Lo más curioso de la cajita de música es su olor. Al contrario de lo que podáis pensar, es decir, que huele a órgano putrefacto en descomposición, la cajita de música huele a libro viejo. La cajita de música huele a recuerdos. Y cada vez que la abro me envuelven y me miman durante un rato.

No suelo abrir la cajita de música a menudo. Quizás porque soy un tanto insensible, o me gusta aparentarlo, y no tengo ánimo para recordar esos momentos. Pero hoy me he visto obligada a hacerlo. He esperado paciente toda la noche escuchando su música, mientras un trocito de mi corazón pendía de un hilo. No era un trocito inmaduro, no era un trocito duro, no era un trocito destrozado. Era un trocito envenenado. Supongo que ya hace muchos años que está así, pero siempre encontraba de nuevo la cura. Esta vez, no ha llegado a tiempo. Y se ha caído.

He visto cómo ese trocito dejaba de latir y se rompía el hilo que lo unía a lo que me queda de corazón. Lo he cogido con ambas manos y lo he arrullado en ellas con cuidado. Le he dicho esas palabras que nunca oirás y lo he besado una sola vez. Me han atacado miles de recuerdos, pero he salido victoriosa de la batalla y no he derramado una lágrima. Nunca lloré por ti, y no lo iba a hacer ahora.

Entonces, ya en paz conmigo misma, lo he depositado en la cajita de música, en un lugar privilegiado, cerca de los dos bailarines que justo en ese momento habían dejado de dar vueltas. He girado la cajita de música y le he dado cuerda. Cuando la he soltado, el mecanismo se ha puesto en marcha de nuevo, los bailarines han comenzado su danza y el pequeño trocito de corazón ha empezado a latir.

¿Sabes a qué compás laten los trocitos de mi corazón que guardo en la cajita de música? A un cinco por cuatro, ese compás cojo y desamparado en el que nadie se atreve a componer.

Esta es sólo parte de la explicación, supongo.


[Esta es mi entrada número 100. Se merecía algo especial.]

4 comentarios:

  1. felicidades por tus 100 "años". Lo de los trocitos del corazón, lo del envenedado da un poco de miedo...

    Yo tuve también una caja donde guardaba y al cabo de los años se convirtió en carpeta, estantería y lo bueno o malo es cuando miro dentro...

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  2. Has escrito de amor, recuerdos, música y sentimiento, nada mejor para tu primera cifra triple :)
    Para mí, creo que fracasos hay pocos, y, en ocasiones pienso que el caer abatido o el perder no puede dejar de proporcionarte mejor experiencia que cualquier otra cosa.

    Enhorabuena, continúa ^^

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  3. La entrada es preciosa, la foto me encata (por qué será? =P) en cuanto a tu trocito de corazón... no sé por qué pero en cierto modo me preocupa.

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