miércoles, 30 de octubre de 2019

Our lives have just begun.

Cada día hago el mismo recorrido:
siempre veinticinco minutos de motor, pero
nunca es igual.
Llego con el sopor del mediodía.
A contar cuentos.
A repasar léxico, morfología.
A escuchar traviesos susurros.

Antes me iba al anochecer.
Y veía las nubes color violeta caer sobre las cinco colinas.
Ahora al llegar ya solo veo sus siluetas.
Ahora más que nunca tengo tierra, tengo ancla.

Pero todos los días vengo aquí a la orillita del mar y respiro.
Oigo risas. Los lápices caer. Las hojas -de los árboles, de los cuadernos-.
Y el mar.

No acaba mi sonrisa ante tantos "profesora",
no me cabe tanta felicidad.