jueves, 26 de mayo de 2011

Una oportunidad.

Camino despacio, mirando a todos lados. Desde las estanterías, los libros me miran, me llaman, me gritan para que los coja. Pero ninguno es él. Sigo adelante, paseando entre esas miles de historias que no leeré. Alzo una mano y acaricio el lomo de los libros. De repente, al rozar uno, siento un pequeño calambre. Retiro la mano al microsegundo y miro a mi agresor. Es un libro fino. Acerco de nuevo la mano y lo cojo. No es de tapa dura. Y tampoco tiene pinta de ser muy viejo aunque en una de sus esquinas un trozo de papel protector ha sido arrancado.

Lo abro con cuidado, más o menos por la mitad.

-Como no volveremos a hablar de este modo ¡nunca, nunca más!, sólo esta noche, se lo diré todo. Lo diré, no me importa lo que piense, no importa. Yo sólo quiero ayudarle. Además, usted es amable... usted es amable. A pesar de todo, he estado pensando en marcharme desde hace mucho tiempo. Pero usted ha venido tan a menudo en algunas ocasiones, tenía tanta correspondencia y era tan agradable e interesante que me he quedado y he ido aplazando cualquier cambio. Más de una vez, cuando ya casi me había decidido, usted ha vuelto a aparecer y yo he pensado, <<¡Oh, no!>>. ¡Ésta es la pura verdad! - Rió, dominada ya su confusión por completo-. A eso me refería cuando le he dicho hace un momento que lo <<sabía>>. Era perfectamente consciente de que usted sabía que me tomaba molestias por su causa, y ese conocimiento era para mí, y creí comprender que también para usted, como si hubiera algo, ¡no sé cómo llamarlo!, entre nosotros. Quiero decir algo bueno e insólito, nada vulgar ni detestable en absoluto.

Salto un párrafo hasta la respuesta.

-No -convino-, no es nada vulgar ni detestable en absoluto.

La joven se contuvo apenas unos segundos antes de soltar toda la verdad.

-Haría cualquier cosa por usted. Haría cualquier cosa por usted.

Paro de leer. Sin saber cómo, ese diálogo se ha introducido en mi sistema nervioso. Quizás ha sido a través del calambre. Ahora necesito saber qué es lo que pasa entre ellos. Y no puedo parar, no puedo parar. Acerco la nariz a las páginas, no muy amarillentas todavía, y aspiro el olor del libro. Mmmm... te quedarás conmigo, te mereces una oportunidad.

4 comentarios:

  1. Curiosa forma de elegir un libro. Eso sí, una de las mejores.
    Yo hago lo mismo con la contraportada. Nunca me equivoco.

    ResponderEliminar
  2. todo libro se merece una oportunidad ;)
    ¿cuál es? por cierto..

    ResponderEliminar
  3. Poco a poco. Mejor ir aprovechándolo, tal y como acordaste :)

    ResponderEliminar