viernes, 9 de diciembre de 2011

El hielo también quema.

En mi corazón siempre es invierno. Así que, si vas a quedarte mucho tiempo ahí dentro, te aconsejo que lleves algo cómodo y un par de mantas. Verás qué bonito es el paso de los copos de nieve entre los ventrículos y las aurículas. Si alguna vez te atreves a viajar en arterias, abróchate el cinturón. Y no olvides llegar al corazón antes del anochecer, si te quedas en el cerebro no me dejarás dormir.

En mi corazón siempre es invierno. A veces, al pobre le cuesta bombear. La capa de hielo que se forma a su alrededor lo asfixia. Se ha acostumbrado a la claustrofobia. Ya casi no le dan espasmos cuando te ve. El muy cabrón antes siempre se golpeaba contra el hielo y acababa lleno de moratones. Se ha domesticado. O quizás ha aprendido del dolor.

En mi corazón siempre es invierno. Si vienes para quedarte, cuidado con romper algo. El problema es que nunca cobro fianza, y así me va. Lo único que puedo decirte es que tengo mis propias armas. Piensa antes de jugar con fuego, el hielo también quema.




4 comentarios:

  1. Increible entrada.
    Mi favorita... la frase del final.

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  2. muy inteligente en su resolución

    lo mejor, las latitudes medias

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  3. Hielo y fuego...juntos, son dos conceptos que siempre me recordarán a libros de serpientes voladoras y dragones, celestes, feéricos, oráculos y gigantes.

    Reconozco que ahí dentro prefiero el calor antes que el hielo, por mucho que quemen ambos.

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