miércoles, 12 de enero de 2011

Dispara.

Digamos que las palabras son unas veces como pasteles y otras, como pistolas. Dulces, melosas y empalagosas algunas. Como balas de cañón otras. Me estoy pensando aplicar el dicho ese de "lo que no mata, engorda" a las palabras. Pero claro, es que al igual que hay pasteles sin azúcar (malísimos, por cierto) y pistolas de agua, hay también esas palabras neutro que ni gustan, ni dañan. Con lo cual el dicho queda fuera de lugar.

Ella apenas es una niña jugando a ser fuerte. Y sabe manejar las palabras como nadie. Sabe convencerme canterreando con su dulce vocecilla. Me engancha y hace lo que quiere conmigo. Me ama, me cuida, me mima. Me acaricia, me besa y me abraza sin tocarme, sólo con palabras. Sé que no debería rozar ni un milímetro de su suave piel, pero son tantas las ganas que a veces me olvido de quiénes somos y estoy a punto de romper el hechizo. Ella siempre dice que aprendió de mí. Pero, niña, ahora me superas. ¿Dónde se quedó tu inocencia? ¿Te la quité yo? Me da miedo conocer la respuesta.

Observo atento como lanza esas afiladas dagas a los demás. Protegiendo lo que quiere. Protegiéndome en muchos casos. A mí, a su amado, a su peluche preferido. Pequeña, ¿qué pasará si un día esas palabras se vuelven contra mí? ¿Y si me apuntas con el revólver? ¿Dispararás? Y si me disparas esas palabras como balas, dime, ¿dónde me refugiaré yo, moribundo y con un agujero en el corazón?

Si ese día llega y me apuntas con el revólver... no lo dudes, dispara.

2 comentarios:

  1. las palabras son armas de destrucción masiva.

    Hay q saber administrarlas y saber como darlas la vuelta

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  2. existe una pelicula asi??si es asi podriais decirme su nombre porfabor?

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