jueves, 7 de febrero de 2013

Qué sé yo, me retumba el corazón, como batallando.

Me enseñaron que los poemas se escriben desde nuestras entrañas, con la vana esperanza de anidar en las de otros y, con un poco de suerte, en las tuyas. Pero es que nunca me salen bien y acabo prosificando este dolor de cabeza como mejor puedo. Qué sé yo, me retumba el corazón, como batallando. Y se me desmayan los párpados.

Qué fríos pueden llegar a ser los días de viento en los que los órganos me picotean por dentro. Parecen gorriones revoloteando, nerviosos, pugnando por escapar. Y yo los retengo como puedo, ato más fuerte el nudo que nos une y evito que vuelen hacia ti. Para no asustarte con tanta sangre, con tanta víscera, con tanto querer.

Pero es que, uf, me gusta tanto cuando me desnudas despacito el cerebro. Así, con palabras dulces y un punteo suave. Sólo un momento, para que no me empache. ¿Y mis murallas? Qué desarmada me siento. Qué vulnerable. Y qué feliz. Todo en un mismo instante. Cuánto miedo y cuánta euforia. ¿Cuántos besos? ¡A saber!

Dibujo de Benjamin Lacombe.

[Qué día tan bonito... Y qué ganas de ti.]

3 comentarios:

  1. ¿Desarmada? ¿Vulnerable? Es como hacer funambulismo.

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  2. Puede que no escribas poemas, y puede que no te gusten como te quedan... pero te aseguro que cada palabras que escribes se me mete dentro... y convierto mi habitación en una burbuja mientras leo la entrada. Y siempre me fascina.
    ¿Besos? Infinitos.

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  3. Me encanta. Creo que ha sido una buena opción entrar en tu blog y asombrarme con este fragmento.

    "¿Y mis murallas? Qué desarmada me siento. Qué vulnerable."

    A veces franqueamos los límites para que las personas importantes entren de vez en cuando , lo difícil es volver a cerrarlos.

    Te sigo :) me quedo por aqui

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