lunes, 26 de marzo de 2012

Photo.

Sostiene la foto entre sus manos y la mira ansiosamente. Él la observa inmortalizado desde el papel. A ella le tiemblan las manos. Más, un poco más. Se muerde el labio inferior. Se le llenan los ojos de suspiros. Un vacío se abre paso en su interior a grandes zancadas y lo ocupa, haciendo de todo nada. El lugar donde debería estar el corazón duele. Los gritos pujan por salir al exterior desde sus entrañas. Y los retiene, los retiene hasta que la vencen. Se derrumba. La foto cae a su lado en el colchón donde estaba sentada. Y entre los gritos ahogados logra susurrar: Sonríe, sonríe... es lo único que necesito.

Y es absurdo pedirle a una foto que sonría. Y lo sabe. Y por ello deja que los gritos le destrocen la garganta, y vuelve a la oscuridad. Hay cosas que no se pueden cambiar. Y ella nunca tendrá una foto de su sonrisa.

2 comentarios:

  1. Los "nuncas" son para demasiado tiempo, ¿no crees?
    Siempre hay cosas por las que merece la pena derrumbarse.

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