sábado, 16 de julio de 2011

Expecto Patronum.

Tan débil. Tan vulnerable.


Puedo parecer una puñetera friki, pero no podía dejar pasar la oportunidad de hablar de una saga de libros que ha marcado una parte muy importante de mi vida. Harry Potter no es una saga que brille por su narrativa. Pero son siete libros que han sido capaces de llegar a más de medio mundo, de hacernos creer en la magia con lo difícil que es en estos tiempos.

Hemos deseado tener una varita de Olivanders, comprar una lechuza, vivir en Howgarts, conocer a Dumbledore y a Macgonagall, encontrar la piedra filosofal, luchar contra el Basilisco, temer a la petrificación de los "sangre sucia", conocer al profesor Lupin, liberar a Sirius Black, luchar contra dementores, dragones, sirenas, conseguir la Copa de los Tres Magos, viajar en el traslador y ver la resurrección de Lord Voldemort, llorar con la muerte de Cedric, no entender a la señorita Chang, querer formar parte de la Orden del Fénix, odiar a Umbridge con toda el alma, no entender al Ministerio de Magia, descubrir la verdad sobre el alma de Voldemort, buscar los Horrocruxes, destruirlos, asistir a la guerra más esperada en diez años y a la muerte de los personajes que han marcado una vida.

Y no digo más... porque sería una spoiler.

Empecé a leer los libros de Harry Potter con siete añitos, y ahora con diecisiete acudo a su fin casi con lágrimas en los ojos. Digo adiós a una parte de mi vida que siempre recordaré con el "Wingardium leviosa" de primer curso. Aunque yo seguramente, de no ser una muggle, habría estado en la casa de Ravenclaw.

Quiero destacar al personaje (para mi gusto) más enigmático en los libros y mejor caracterizado en las películas: el profesor Severus Snape. Una maravilla. A Bellatrix Lestrange, por su oscuridad y ese porte... que siempre me ha llamado la atención. Y a la pequeña Lunática Lovegood, que siempre aporta ese punto de locura necesario entre tanta valentía, tanto miedo y tanta sensatez. Quizás debería hacerle un hueco en este blog con alguna de sus frases.

En fin, ¡¡que viva la Generación de Harry Potter!!

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