domingo, 9 de junio de 2013

Las cucharillas de café.

-Te leo -dijiste.

Y fue como si me dispararas en el pulmón. Cerré los ojos y se me inundó el alma en un suspiro.

-He dicho que yo te leo.

Y fue como si me arrinconaras de golpe. Sentí en mi espalda la desnudez de la pared, y la mía propia. Quise escribirte en la piel, bañarte y escribirte de nuevo, hasta el fin de mis días. Plasmarte cada sueño entre lunar y lunar. Contarte que un estudio sobre la psicología del autor distingue tres tipos de éstos: aquellos que crean un universo donde no existen las limitaciones que los restringen en la realidad, aquellos que vuelcan sus experiencias en sus textos y aquellos que imaginan unos personajes o un mundo al que normalmente tratan con crueldad. Pero, ¿para qué querrías tú saber todo eso?

-No sé si...
-Sí -corté-. Ya te he oído.

Y anhelé poder dibujarte el hilo de mis pensamientos en las puertas, en los cepillos de dientes, en las cuerdas de tender, en las cortinas de la ducha, en las cucharillas de café. Como hacía la chica de los ojos de perro azul de Márquez en las paredes. Pero, en lugar de eso, me quedé quieta. Y dejé que desviaras la vista y cambiaras de tema.

Aquella noche te observé mientras dormías del lado del corazón. Y yo, sobre mi pulmón perforado, te hablé como en sueños, y te desvelé mis secretos. No todos, porque me enseñaron que hay que dejar al lector con hambre. Y caí rendida, con miedo a tu ausencia al despertar. Porque, si tú me lees, no necesito más.


Desperté con el olor a tostadas pegado a la nariz y tu sonrisa ingenua desde la puerta. Así que, al fin y al cabo, that was just a dream. O eso dice la canción de REM.

2 comentarios:

  1. Es increíble la sensación que te produce el que alguien te diga que "te lee" dependiendo de la persona que sea. Yo creo que la perforación del pulmón se parece mucho a cómo lo describiría.

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  2. dicen que las dos palabras más impactantes son "te quiero", pero esas con las que empiezas el diálogo aglutinan mucho más.

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