sábado, 15 de diciembre de 2012

¿Tiemblas, mi amor?

Ante la imposibilidad de seguir escribiéndote en la memoria cada verso, fui derribando las murallas del pánico y llené el suelo de tinta. Dibujé tu silueta en las paredes. Moldeé tu universo en el techo para que no tuvieras que ausentarte nunca más. Y aún así, desapareciste en la bruma como el sueño de dos amantes en la madrugada.

Ayer tendí mis poemas a la noche. Cuando fui a recogerlos, la lluvia se había llevado la mitad y me había dejado cuatro desolados papeles llenos de lágrimas. Los recogí con el alma encogida y los dejé en el cajón de tus secretos. No hay un sólo día en el que no piense en la sombra de tus labios recitándome poesías de aire a susurros.

Todavía noto tu mirada en mi cuello, tu beso en mi pelo, tus manos en mis manos. Y yo, tímida, humana y débil, huyo y me escondo de las casualidades. Para no leerte cuando sólo quiero verte. Para no verte cuando sólo quiero oírte. Para no oírte cuando sólo quiero sentirte. Para no sentirte cuando sólo quiero soñarte.

Y, ante las pesadillas, mejor el insomnio de tu recuerdo.

3 comentarios:

  1. Escuchaba "a secret place" y me parecía como la música perfecta.

    ¡Los finales apoteósicos, qué bien suenan!

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  2. Hay cosas que por más que nos empeñemos en conservar... al final desaparecen.

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  3. las pesadillas siempre sirven para al despertar enfrentarse a la realidad mejor

    a veces se asemejan

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