Pero también me gusta quedarme sentada a su lado en un parque solitario, simplemente escuchando su respiración y viendo cómo la brisa juega con las hojas de los árboles. Notar cómo mi mano va ganando temperatura entrelazada con la suya. Y acariciarle lentamente, hasta hacerle cosquillas y saber que está conteniendo la risa, sin mucho éxito.
Me gustan sus ojos, cuando sonríen. Me gusta su pelo, cuando le beso y pierdo mi mano en él. Me gusta su nariz, y la suave calidez que desprende. Me gustan sus labios, cuando los dibujo con mi mano o cuando están a milímetros de los míos. Me gusta que me abrace muy fuerte, muy fuerte, hasta quedarme sin respiración. Me gusta que me levante por la cintura, y enfadarme tontamente con él.
Y me gusta quedarme con él hasta que la oscuridad nos cubre. Tenerle en frente, de pie, y observar cada detalle de su rostro en la penumbra. Mirarle, mirarle una y otra vez. Y decirle, en un susurro inaudible, que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Ponerme roja aunque él no lo vea. Y besarle lentamente mientras los latidos de nuestros corazones se acompasan.
Luego tú me dices que me amas y yo... yo soy incapaz de reaccionar. Explícame cómo consigues desarmarme así de fácil. No es justo. Pero, no voy a decir que no me gusta...
y si llueve, aún mejor.
todo muy claro
ResponderEliminarbien
el truco para desarmar a alguen se le llama amor, no crees?
ResponderEliminarB
nunca pierdas de vista unos ojos que sonríen! son demasiado escasos como para volver a encontrarlos ^^
ResponderEliminarMe encanta! Además es que coincido en todo lo que has escrito. Por qué quedarse con un momento cuando en realidad todos son igual de especiales y bonitos?
ResponderEliminar