Es irreal. Cada vez me convenzo más. El mundo no existe. Ni siquiera yo existo. Da igual que piense. Mis ideas no sirven de nada. Mis actos tampoco. Cada vez me convenzo más de que todo es un sueño. A veces, con matiz de pesadilla; otras, de fantasía. El daño que algo te puede hacer es directamente proporcional a lo importante que sea ese "algo". Por eso, cuanto más quieres a alguien, más te duele. La solución a ese problema sería no querer a nadie, pero eso es imposible. Se puede ser un poco insensible, mantener una fuerte coraza que impida que te desmorones ante el resto del mundo, pero... pero lo que hay dentro siempre es diferente.
Y, ¿qué es en realidad lo que hay dentro? Apenas son vísceras viscosas. No, no me refiero a ese "dentro" material, sino al moral, al espiritual, al alma, como quieras llamarlo. Y, sinceramente, ni siquiera yo misma sé qué tengo ahí dentro. Hay un revoltijo, una masa amorfa. El dolor, los nervios y las lágrimas son los componentes esenciales de mi pequeña bomba atómica. No sé qué pensar. Y no quiero hacerlo. Pero no puedo evitarlo.
Me siento tan lejos de todo... y de todos, que ni siquiera me planteo la idea de compartir todo eso. Da igual. Todos tenemos rachas. Buenas y malas. Y hay que soportarlas, y seguir p'alante. Porque todo va a salir adelante, yo lo sé. Créeme.
Me recordaste esto
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Felices vacaciones