Lo que más odio es el viento. Con todas mis fuerzas. Y no sólo porque me despeine, porque me arranque las hojas de las manos o porque nos pegue sin llevar la culpa. No. Lo odio porque hace los días buenos horribles, y los malos aún peor.
Hay un nubarrón enorme, grisáceo, encima de la ciudad. ¿No puede precipitarse ya su contenido sobre nosotros? El día se convertiría en uno mucho mejor. Y ya si vienes tú, pues le pongo un diez (o un catorce, como en Selectividad). Imagino el telefonillo sonando y tu voz al otro lado diciendo "¡¡Sorpresa!!". Me pondría rápidamente las deportivas y bajaría saltando los escalones. Correría hacia ti y el impacto sería tan fuerte que nos fundiríamos en uno solo. Te cogería de la mano y te llevaría al centro del parque que hay enfrente de mi casa. Y, lentamente, acariciaría cada milímetro de tu rostro, anidaría en tu cuello durante largo rato y por último, depositaría un lento y cálido beso sobre tus labios. Se nos olvidaría la lluvia y el frío.
Sí, sería una buena forma de mejorar este odioso día. Seguiré soñando, que, de momento, es gratis y se puede hacer a cualquier hora.
Lo mismo me pongo a cantar que, ya puestos y con los gallos que me salen, lo mismo hasta consigo que llueva.
"I'm so tired of being here, suppressed by all my childish fears
And if you have to leave, I wish that you would just leave
Your presence still lingers here and it won't leave me alone
These wounds won't seem to heal, this pain is just too real
There's just too much that time cannot erase..."
(Yo canto mucho peor)
El viento, es fantástico también, porque controla el tiempo.
ResponderEliminarLa playa, como a mí me gusta, nublada, sin viento, o brisa, ya no sería nada :)