Lo que lo hacía especial eran sus agujeros en los calcetines. Y lo mucho que le gustaba ponérselos. A Marta le gustaba el azúcar con café. Carlos pisaba sólo las líneas blancas en los pasos de cebra. Violeta cogía el cuchillo como un bolígrafo. Nerea torcía la boca cuando estaba nerviosa o su mente viajaba entre pensamientos a toda velocidad. Pablo coleccionaba llaves extraviadas. Laura siempre salía con coloretes de los exámenes. Mónica movía las aletas de la nariz cuando estaba a punto de llorar. Esteban nunca llevaba paraguas, le gustaba demasiado la lluvia. Daniel olía la comida antes de metérsela en la boca, puro instinto. Victoria estiraba las mangas de los jerseys con su timidez.
¿Qué importa su nombre, en realidad? ¿Qué importa su aspecto? Puedo decirte que era profesor, estudiante de Bellas Artes o un ejecutivo anciano. ¿De eso depende tu opinión? No, claro que no. Lo bonito es dejar volar a tu imaginación.
A mí me gusta guardar hasta el envoltorio de los regalos y llevarme todo a casa. Luego ya lo tiraré. ¿Y tú?
Son los detalles los que nos hacen visibles, no la normalidad.
pues no puedes estar más en lo cierto. En mi caso, es que puedas encontrarme dando voces con mi mp3 en cualquier lugar...
ResponderEliminarMe contrasta con mi frase favorita: "Lo esencial es invisible a los ojos" (El Principito)
ResponderEliminar¡Pero nada que objetar!
Siempre me gustó contar los escalones de las escaleras por donde subo.
Me parece una entrada increible, en serio. Y desde luego... hace pensar.
ResponderEliminarA mí me gusta mirar la Luna y analizar la cantidad de tonalidades que la hacen tan increible. Esos tonos que van desde el blanco sucio hasta el gris.
La Srta. Lunatic a dado en el clavo :)
ResponderEliminarSiempre me he sentido inseguro al pisar entre baldosa y baldosa... y soy un loco de la simetría, aunque mi habitación sea una excepción :D
colecciono lápices de madera de diferentes lugares (:
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