La necesito.
Necesito su agradable frialdad. Su indiferencia. Su buen criterio.
Necesito que enfríen el revoltijo de lava que se está apoderando de nuestras almas.
Que me encierren. Que me ahoguen. Que me maten.
Que luchen por mí.
Envíame una armada de corazones de acero.
Foto a una de las maravillosas frases que se esconden entre las páginas de La mecánica del corazón, de Mathias Malzieu.
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ResponderEliminarsin el corazon tan solo seriamos máquinas.
ResponderEliminarIgual es jugar con un arma de doble filo, que el acero es demasiado inflanqueable.
ResponderEliminarMuá
de las que no se oxiden...
ResponderEliminar¿Qué harás con tantos?
ResponderEliminarMe gustó la frase.