Se puede sentir adrenalina cuando montamos en alguna atracción de feria, cuando asistimos a un evento importante, cuando hacemos un examen... Pero la adrenalina que más me gusta, la que más enganchada me tiene, es la que me produce hacer locuras. Fijar el objetivo constituye la primera fase. ¿Cuál será la locura que pretendo llevar a cabo? Trazar el plan siempre es algo delicioso. Atar cada detalle despacio, con meticulosidad, hasta tenerlo todo bien preparado. Eso ya hace que en mi estómago comiencen a bailar miles de sensaciones que me hacen estremecer tímidamente.
Pero lo más glorioso, la sensación que me eleva más allá del Everest, se produce el día en que por fin voy a realizarla. Ya me levanto con un cosquilleo indefinible en el cuerpo. Por momentos, tiemblo pensando en el sabor de la locura. Y justo en el instante en el que lo hago, sea lo que sea, se desencadena ese torrente de sensaciones indescriptibles que recorren mis venas, que zarandean mis órganos, que llenan cada partícula de mi ser. Y mi alma se descompone del placer. Se descompone para rehacerse después de una manera nueva.
La locura no hace más que renovarnos. Y la adrenalina no hace más que engancharme. Ahora mismo, en este preciso segundo, siento el comienzo del cosquilleo en el estómago. Mmmm... se acercan tres días de adrenalina pura inyectada en vena a través del bolígrafo. Después de este chute, voy a necesitar un buen plan para satisfacer el mono con el que me voy a quedar. ¿Alguna idea?
Es lo único que se me ocurre. No es suficiente.
Viva la locura... jajaja
ResponderEliminarAdrenalina la PAU? pues que suerte. A mí me aburrió considerablemente. Y creo... que después de eso... la mayor adrenalina la encontraras cuando estes en Port Aventura con quien yo me sé.
(al menos según mi forma de pensar)
estos 3 días son demasiado relajados para, al menos, por lo visto, lo que queda de mes...
ResponderEliminarAdministra.
Maquiavélico....
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