El caso, que esta mañana he pensado en ese viaje, en que quiero ir a Londres, en que quiero volver a volar en avión. Y eso ha derivado a otros pensamientos. Como que también quiero volver a París, que quiero subir a la Torre Eiffel de nuevo, con aquellas impresionantes vistas, con aquellas maravillosas personas que me acompañaban, con aquellos sueños todavía vivos.
Y, de repente, mis ojos se han posado en unos pajarillos que se bañaban en un charco formado la noche anterior por la lluvia. Batían sus alas y giraban sus diminutos cuerpecillos para mojarlos en el agua. Parecían niños jugando a echarse gotas unos a otros.
¿Qué pensarán los pájaros? Seguramente han visto las cosas más bonitas, han visitado los lugares más hermosos, han visto las puestas de sol desde posiciones provilegiadas. ¿Qué pensarán los pájaros? ¿Sabrán que son los más afortunados de todos los seres vivos? Yo también quiero tener alas, volar hacia donde me lleve el viento, bañarme en charcos. Y, todo sea dicho, cagarme en los hombros de la gente sin tener que dar explicaciones.
Yo sería un pájaro molón.
¿Cómo pretendes que siga estudiando con esos pájaros en la cabeza?
¡¡Qué bonitos, leches!!