Lléname de palabras inventadas.
Bésame con la mirada,
y desnúdame el alma.
Conviérteme en lo prohibido.
Desátame en las noches solitarias.
Entrégame a los perros hambrientos
que me esperan en tus recuerdos.
Mátame a incógnitas.
Déjame a merced del olvido.
Vomítame toda tu dulzura
y resérvame los platos fríos.
Arrácame las entrañas.
Báñate en lo que quede de mí.
Destrózame los labios y lámeme
hasta la más pequeña de las heridas.
hasta la más pequeña de las heridas.
Escóndeme de la locura.
Encuéntrame donde nadie lo haría.
Transpórtame a ese mundo inverosímil
en que me sueñas ágil y diminuta.
Encaréceme las esperanzas.
Maravíllame con los detalles.
Inspírame en los momentos más íntimos
y expírame al oído de cualquier extraño.
Ódiame por no mentir otra vez.
Pídeme más, y más, y más suspiros.
Gímeme para que vuele un segundo
y encógete en lo profundo de mis pupilas.
Tatúame el corazón.
Anochéceme.