jueves, 17 de enero de 2013

Abrasa y hiela.

Amor mi sprona in un tempo et affrena,
assecura et spaventa, arde et agghiaccia,
gradisce et sdegna, a sé mi chiama et scaccia,
or mi tene in speranza et or in pena, [...]



Cancionero, Petrarca.


Amor me aguija a un tiempo y me refrena,
me asusta y me sosiega, abrasa y hiela,
me echa y llama, desdeña y amartela,
me da esperanza un tiempo y otro pena, [...]




Creé esta entrada el 18 de Octubre de 2011. No sé porqué no la publiqué. Hoy, justo hoy, he decidido hacer limpieza entre los cientos de borradores del blog. Y, vaya, hoy le encuentro sentido, ¡quince meses después! No está mal.


Yo es que me perdería en el hielo de tus manos, hasta que abrasaran. Y más, mucho más. Yo me fundiría en tu piel hasta llegarte al alma.  Y más, mucho más. Yo me escondería allí, bien adentro entre los pulmones, controlando tu respiración, dándoles cuerda a Sístole y Diástole (los inseparables), y a sus miles de historias. Y más, mucho más...

martes, 15 de enero de 2013

¿Qué es un escritor?

¿Qué es el amor? ¿Qué es el alma?
¿Qué son tus labios? La nada. El todo.
Sólo cuando yo los miro. Sólo cuando tú me besas.

A ella le gustaba andar descalza, sentir las cosquillas del frío en la planta de los pies, y observar con detenimiento la tinta clavada en la piel. Se paseaba desnuda del baño a la habitación para vestirse tras la ducha. Tendía cada prenda de la colada con pinzas del mismo color para contrarrestar el caos de su memoria. Guardaba carpetas llenas de fotos en el ordenador y las abría cada cierto tiempo con la esperanza de sentir aquella calidez remota.

Su comida preferida era el helado, de cualquier sabor menos el de pistacho. Era pura contradicción. Era azúcar con café. Y chocolate. Se dejaba la puerta de la desconfianza abierta, porque sabía que nadie iba a reparar en aquel callejón. Ponía la música fuerte a todas horas. En su lista de reproducción era capaz de saltar y gritar con Extremoduro y, al momento, concentrarse en un capricho de Paganini. Ésos no eran más que destellos de su naturaleza feroz.

Se revolvía en los días de viento, y callaba una sonrisa torcida en los de lluvia. Su lema era ése que reza "Vísteme despacio, que tengo prisa". Y se lo aplicaba en casi todos los ámbitos de la vida. Consideraba a la mujer de cada espejo una nueva desconocida, para no aburrirse, para soportarse, para odiarse sin tapujos y amarse sin narcisismo. Me mentía descabelladamente con su dulce voz, y acabábamos vendiendo el alma al diablo por una noche más.

Y yo, yo la miraba caminar desnuda entre las horas, paseándose entre los minutos que nos separaban. Tenía los labios cortados, de hierro. Pero a mí lo que me encendía era su mirada, sus ojos negros directos y suplicantes, sus iris fundidos en las pupilas justo un segundo antes del orgasmo.


Bienvenido a la realidad. Ella no existe. Chas.

Te voy a decir lo que es un escritor. Tú, cuando escribes, ¿sientes que le das vida a esos personajes de tu mente?, ¿sientes que tú eres el protagonista que dispara y mata con un revólver en primera persona?, ¿sientes que tú eres quien ve toda la escena y conoce los secretos de cada rincón en la tercera? Bien. No dejes de sentirte así. Y escribe.

A la mierda eso de "escritor es quien tiene publicado, al menos, un libro". Vamos, no me jodan.

lunes, 7 de enero de 2013

A contratiempo.


Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta para ignorarla
y para que ningún malvado pueda dañarnos,
cuando se entere del total de nuestros besos.

"Poema V", Catulo (fragmento).




Deja que empiece el año en tus labios, que cree mi refugio en su calidez.
Voy a intercalarme a contratiempo en tu respiración.
Deja que rehaga mi ser a partir de la vida que habita entre tus labios.
En los párpados nace la noche, y la curiosidad en las manos.
Deja que pare el mundo, que sólo existan susurros.
Voy a hacerme pequeña en tus pupilas.
Haz de la piel unos labios, y de esos labios, corazón.